"Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".
- No es el resumen de un cuento largo. Más bien todo lo contrario: el microrrelato es tan solo la punta del iceberg de una historia mayor. Consiste en sugerir al lector para que sea él quien rellene los huecos, quien imagine todo lo que no contamos.
- A diferencia de los relatos, el esquema narrativo de nudo - desarrollo -desenlace, no funciona. Es demasiado largo para este estilo de contar historias. En el microrrelato saltamos directamente dentro de la acción, del acontecimiento. A veces, incluso, dentro del clímax. De nuevo: no lo cuentes todo, solo lo estrictamente necesario para crear una imagen en la mente del lector.
- Busca la originalidad y provocar la sorpresa en el lector. El microrrelato tiene que dibujar en la mente del lector una escena evocadora, con mucha fuerza, y el final ha de impactarle de manera que su imaginación no se detenga ahí, sino que siga trabajando una vez haya concluido la lectura.
- Otras características son: la ironía, el humor y un final sorprendente.
- Si en el cuento cada palabra es importante, en el microrrelato mucho más. Cuando tienes que causar sensaciones en el lector con tan solo un puñado de palabras, has de elegirlas bien. Intenta que no sobre ni falte nada, que cada palabra esté donde debe y que se trate de la palabra correcta.
- Tampoco debes usar muchos personajes o lugares, ni contar algo que transcurra en un largo espacio de tiempo. Se trata de lanzar una idea simple al lector, no hay tiempo para desarrollarla, así que usa el menor número de elementos posible. Por ejemplo, en el siguiente microrrelato atribuido a Ernest Hemingway, los elementos son mínimos, como veréis:
“Se venden zapatitos de bebé, nunca usados”.
- No olvides buscar un buen título. Es un espacio maravilloso que puedes emplear para aportar luz y nuevos significados sobre el texto.
- ¡Atrapa al lector! La estructura perfecta para un microrrelato consiste en lo siguiente: empieza intrigando al lector, lánzalo en medio de una acción o una imagen evocadora que le lleve a seguir leyendo porque quiere saber qué ocurre. Es como un misterio. El lector sigue leyendo y se encuentra, de repente, con un giro o un final sorprendente, algo que arroja luz sobre las palabras anteriores y lo deja noqueado. Finalmente, la última frase lo invita a la reflexión (el poso del que hablábamos antes).
“Antes de ponerse el pendiente frotó el metal que rodeaba el zafiro con un bastoncito impregnado en líquido para limpiar plata. Cientos de estratos de tiempo levantaron el vuelo dejando la superficie luminosa y desnuda. Se acercó, curiosa, y la joya le devolvió el rostro adolescente de su abuela probándose el pendiente ante un espejo”.O en este otro de Ana María Shua, que juega con la terminología náutica:
¡ARRIAD EL FOQUE!
"¡Arriad el foque!, ordena el capitán. ¡Arriad el foque!, repite el segundo. ¡Orzad a estribor!, grita el capitán. ¡Orzad a estribor!, repite el segundo. ¡Cuidado con el bauprés!, grita el capitán. ¡El bauprés!, repite el segundo. ¡Abatid el palo de mesana!, grita el capitán. ¡El palo de mesana!, repite el segundo. Entretanto la tormenta arrecia y los marineros corremos de un lado a otro de la cubierta, desconcertados. Si no encontramos pronto un diccionario, nos vamos a pique sin remedio".
Os dejo con este microrrelato, de José María Merino, que se titula "El pozo":
"Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior. “Este es un mundo como otro cualquiera”, decía el mensaje."PROPUESTA DE TAREA
Os voy a dar el comienzo de una serie de microrrelatos. Elige el que más te guste y continúalo. No olvides buscarle un título adecuado. Acompáñalo de una fotografía o una imagen sugerente.
"Mira qué velocidad, mira qué velocidad. Repetía esa murga mientras caminaba en círculos".
"El hombre que amé se ha convertido en un fantasma".
"Hablaba, hablaba y hablaba. Y venga a hablar".
"Hay novelas que, aun sin ser largas, no logran comenzar de verdad hasta la página 50 o la 60".
"Tengo gafas para ver verdades. Como no tengo costumbre, no las uso nunca".
“El silencio era desde hace tiempo nuestra conversación más frecuente” .
“Mi nervio óptico tiró del freno de mano”
"Para Malena cocinar era como viajar: apartarla de su pequeño cubículo culinario era peor que amortajarla".
"Debido a la difícil situación económica por la que atravesaba la nación, con una imparable cifra de más de cinco millones de parados, el director del Banco Nacional había declarado que, cada primer jueves de mes, en solidaridad con los más necesitados, pondría un huevo de oro ante las cámaras de televisión".
"¿Cómo no sospechar de un mundo en el que tener la cabeza llena de pájaros se considera un defecto?"
"Aunque digan que no se puede adquirir con dinero, ayer compré una porción de felicidad para microondas".
“Era inútil, nada igualaba el sabor a vida que hay en los libros”.
“Hace una semana, mi abuela me abrazó sin lágrimas en el aeropuerto”.
"Cruzaba la calle cuando comprendió que no le importaba llegar al otro lado".
"Marisa no tuvo que levantar el auricular para saber lo que le iban a decir al otro lado del hilo telefónico".
"Un minuto, cada segundo sonaba fuerte, lento, ensordecedor".
"Una sensación de frío intenso le erizó el vello. Despertó. Sintió soledad y miedo ante la falta de luz, de aire y de memoria".
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